No puede haber otra causa
Se han vuelto apócrifas
Tienen nombres falsos
De cotillón
o fiesta macabra
Se les ha subido la salinidad
Saturan a grados insólitos
Fríen
Ulceran
No puede haber otra causa
Porque las digo y todas se vuelven hormigas
O conejos muertos
O llaves rotas
O mugre
Debe ser eso
Que se traducen
En el camino trunco entre la lengua
Y tu espejismo
Que se les rompen las alas
Que con su hilito de voz dicen mal
Será que no pueden ser dichas
Porque otra lengua invisible
Las tara
Las perpetra contra una pared
Y de ahí se derriten
Se secan
Casi les veo los soniditos
Haciendo un hueco líquido
En un ángulo cualquiera de la casa
Sí
Será eso
Que son blasfemas
Que hay un cielo caníbal
Que entran en un abrazo enfermo
Y se engripan
Tiemblan
Dan fiebre
Envilecen la voz
Será que esta lengua nos calumnia
Que no significa
Y te veo los ojos de puñal que me miran los ojos de puñal
Como un ruido
Pamela Terlizzi Prina, del libro "Estado de espesura"
(Ruinas Circulares, 2012)
Imagen de Erica Kuhn, cuyos dibujos acompañan la obra de la autora
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