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Mostrando entradas de 2020

Disolución: Krishnamurti y Lacan

  Seguramente recordarán la historia, cuando el diablo y un amigo caminaban por una calle y vieron frente a ellos cómo un hombre se detenía y recogía algo del suelo, lo miró y lo guardó en su bolsillo. El amigo le preguntó al diablo: «¿Qué recogió ese hombre?». «Recogió un trozo de la Verdad», le contestó el diablo. «Eso es entonces mal negocio para ti», dijo su amigo. «Oh, no, en absoluto», replicó el diablo, «voy a dejar que la organice».   Este fragmento del discurso de Krishnamurti que tomo como epígrafe, me permite de entrada abordar la problemática de la verdad para el hombre o, mejor dicho, de cómo los recurrentes intentos por “organizar” la verdad –ya sea religiosa, científica, filosófica o psicoanalítica- están de entrada condenados a cierta experiencia del fracaso. La verdad es algo que siempre se escurre. Siempre es medio-dicha, no-toda, incompleta. Las tentativas y las tentaciones por preservarla, la mal-dicen, la degradan, la arruinan. La masificación, la estructuració

Faltar en ser: estulticia o desasimiento.

 Un libro sobre psicoanálisis, ética y pensamiento crítico... "En palabras psicoanalíticas, se trataría en definitiva de aquello que todos somos a nivel inconsciente, ya que en el origen somos hablados, dirigidos, comandados por el Gran Otro. Sin embargo, quisiera rescatar y repensar esta stultitia como un cierto redoblamiento de la susodicha mortificación estructural pudiendo, de esa manera, articulársela con las neurosis actuales freudianas (neurosis de angustia, neurastenia, hipocondría) en donde predomina un estado mortificado del sujeto del deseo inconsciente en el que este se encuentra especialmente replegado. Se sabe que, en nuestro país, fue Fernando Ulloa quien ligó esa sintomatología freudiana con la Cultura de la Mortificación y el Síndrome de Padecimiento.15 Es decir, este psicoanalista argentino se supo valer de un elemento antiguo de la teoría psicoanalítica para resignificarlo a la luz de la subjetividad epocal, movimiento crítico de lectura que hoy podemos relanzar

"Lacan a la letra"

Leer de forma exhaustiva a Lacan significa para Bruce Fink apoderarse literalmente de él, apostando a que saldrá bien parado de esa tarea y que podrá explicar el significado cabal y exacto. Aunque gran parte de las propuestas deben ser reconstruidas con un examen pormenorizado línea por línea. Esto es justamente lo que el autor hace de modo preciso en este ambicioso y fidedigno análisis, basado en una lectura íntegra de los textos de Lacan. Como traductor y reconocido expositor de la obra de Lacan, Fink es un guía apto y agradable, en especial, para la incursión en los intrincados conceptos y bibliografías lacanianas. Además, dedica un significativo espacio a las nociones que han sido sencillamente mal interpretadas, como el afecto, y a conceptos psicoanalíticos, como el falo, que algunas veces parecen pasados por alto por Lacan. El estudio presente de Fink es un trabajo de inigualable profundidad y provee de una valiosa nueva perspectiva sobre uno de los pensadores más importante

Breve ensayo sobre la filosofía de Friedrich Wilhelm Nietzsche

¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo , esa lamentable idée fixe de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible , aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real ! [1] I Puede decirse, sin deformar demasiado los hechos, que el “pensar”, a partir de Nietzsche, no está ya “libre de sospechas”. Es decir, ya no me es dado “dudar” de todo menos de mi “dudar”, sino que es precisamente ese “dudar”, antes que de nada, de mi “dudar” mismo, el que posibilita la emergencia de un auténtico pensar. Y aún más: es ponerme en cuestión a mí mismo como agente incondicionado de ese “dudar”, aquello que da lugar a tal acontecimiento. Es quien se reconoce ciego, ingenuo, falaz y desconocido-para-sí-mismo [2] , quien puede realmente acceder a las costas frescas de la verdad. Mas, esta “verdad” de la cual hacemos referencia, dista en amplia medida, pues, de aquel imperio de lo “verdadero” ligado más bien a la concep