El presente escrito constituye un intento ensayístico de anudamiento entre tres campos habitualmente pensados en tanto disjuntos como lo son: la ética, el pensamiento crítico y el psicoanálisis. A tales fines, se realiza un recorrido por diversos autores y/o conceptos en miras de un agenciamiento singular de los mismos y con pretensiones heurísticas. Se trata de un trabajo abierto, sujeto a revisión y esperanzado de recibir su propio mensaje en forma invertida por parte de algún lector entusiasmado con lo que aquí se propone. Desfilan en este libro pensadores de la talla de Lacan, Freud, Foucault, Enrique Dussel, Nietzsche, la Escuela de Frankfurt, Kant, Heidegger, Ricoeur, Ulloa, Segato y Eribon, entre otros. Y se abordan nociones complejas tales como las de estilo, autonomía, emancipación, parrêsía, estulticia, desasimiento. ¿Por qué el título en cuestión? Fundamentalmente, porque si el psicoanálisis remite a faltar en ser, lo inverso no es estrictamente recíproco. Faltar en ser no redirecciona de modo exclusivo al psicoanálisis. Basta con aproximarse a cualquier área del arte –por ejemplo– para comprobar, siguiendo el testimonio de sus protagonistas, que la cuestión de la falta está allí presente como condición de cualquier saber-hacer con el síntoma (en particular, con ese síntoma que es el yo, pesada herencia de la modernidad si las hay). Lo sabe el actor que debe entregar su persona al personaje ocasional; el poeta que cede su palabra a los efectos de la metáfora; el músico que investiga los sonidos independientemente del significado yoico del que, a diferencia del lenguaje establecido, la música carece. En este sentido, faltar en ser es algo que nos conecta casi de manera ineluctable con toda práctica humana no automatizada, con todo campo intelectual no calculador y con todo sujeto no entregado al fanatismo en relación a un ideal. Entonces, además de remitirnos a la clínica psicoanalítica –puesto que esta hace de ello una búsqueda permanente de su reescritura–, también nos coloca de cara a otras esferas ligadas al discurso psicoanalítico, entre las cuales me he propuesto rescatar, como ya lo mencioné, las siguientes dos: el pensamiento así llamado “crítico” y la dimensión ética como tal.
El presente escrito constituye un intento ensayístico de anudamiento entre tres campos habitualmente pensados en tanto disjuntos como lo son: la ética, el pensamiento crítico y el psicoanálisis. A tales fines, se realiza un recorrido por diversos autores y/o conceptos en miras de un agenciamiento singular de los mismos y con pretensiones heurísticas. Se trata de un trabajo abierto, sujeto a revisión y esperanzado de recibir su propio mensaje en forma invertida por parte de algún lector entusiasmado con lo que aquí se propone. Desfilan en este libro pensadores de la talla de Lacan, Freud, Foucault, Enrique Dussel, Nietzsche, la Escuela de Frankfurt, Kant, Heidegger, Ricoeur, Ulloa, Segato y Eribon, entre otros. Y se abordan nociones complejas tales como las de estilo, autonomía, emancipación, parrêsía, estulticia, desasimiento. ¿Por qué el título en cuestión? Fundamentalmente, porque si el psicoanálisis remite a faltar en ser, lo inverso no es estrictamente recíproco. Faltar en ser no redirecciona de modo exclusivo al psicoanálisis. Basta con aproximarse a cualquier área del arte –por ejemplo– para comprobar, siguiendo el testimonio de sus protagonistas, que la cuestión de la falta está allí presente como condición de cualquier saber-hacer con el síntoma (en particular, con ese síntoma que es el yo, pesada herencia de la modernidad si las hay). Lo sabe el actor que debe entregar su persona al personaje ocasional; el poeta que cede su palabra a los efectos de la metáfora; el músico que investiga los sonidos independientemente del significado yoico del que, a diferencia del lenguaje establecido, la música carece. En este sentido, faltar en ser es algo que nos conecta casi de manera ineluctable con toda práctica humana no automatizada, con todo campo intelectual no calculador y con todo sujeto no entregado al fanatismo en relación a un ideal. Entonces, además de remitirnos a la clínica psicoanalítica –puesto que esta hace de ello una búsqueda permanente de su reescritura–, también nos coloca de cara a otras esferas ligadas al discurso psicoanalítico, entre las cuales me he propuesto rescatar, como ya lo mencioné, las siguientes dos: el pensamiento así llamado “crítico” y la dimensión ética como tal.
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