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Mostrando entradas de diciembre, 2012

"El psicoanálisis, un estilo de vida" (*)

En este año  2012, en nuestro grupo de los viernes, tratamos como tema principal el “deseo del psicoanalista”. En múltiples ocasiones nos preguntamos “¿Qué es el analista?”. El analista, según Freud, en el esquema del psicoanálisis [i] , está involucrado en el conflicto psíquico. Por medio de la transferencia, surge un “acuerdo” entre el paciente y el psicoanalista, en el cual, el primero se compromete a decir todo, mientras que el analista se compromete a brindarle su ayuda. De nuestro encuentro del “G-V” [ii] surgió la idea de que el deseo del analista es un lugar donde encontramos a un sujeto singular. Y el deseo es la intervención del analista. Cabe aclarar también que el analista no es un ser, es un deseo, y la resistencia es del sujeto. El deseo del psicoanalista será situado en el registro del otro. El deseo del psicoanalista no es entonces, el deseo personal de un psicoanalista, sino que es una función indispensable para la función del deseo como exigiendo el recon

"El Blackberry, los goles de Messi y las tetas de la modelo"

El psicoanálisis es un camino hacia el verdadero decir. Verdadero decir hecho de actos. Actos que dicen de un recorte del Todo y de la Mismidad, en el sentido de una interpretación que se hace Vida, más allá de la indiscriminación primitiva que nos mantiene cautivos de caprichos anónimos y masivos. El trayecto analítico es hacerse cargo de que nunca hemos dejado de jugar. Sin saberlo, jugamos un juego olvidado que nos entorpece el actuar por fuera de los carriles de ese juego basado en reglas pretéritas. Recuperar el juego, ser agente del mismo y no su juguete, jugar más acá del principio del placer. Recuperar también el amor. El amor es robado por el fanatismo, deriva clásica de lo pulsional en su fijeza. Un amor que esté más del lado del deseo, esto es, de lo que sí tiene ciertas condiciones, cierto precio. El amor, en su faceta incondicionada, pretende una entrega plena y necesaria, al estilo naturalista. Recuperar el amor como error, como cosa inútil e innecesaria, casu

"Deseo del lego" (*)

"¿Podría hablarse de un deseo del lego? Si así fuese, ciertamente, habría que poder diferenciarlo del deseo del- ego. ¿Deseo del ego? Podríamos pensarlo de la siguiente manera: es el deseo de comprender al paciente y de identificarse con él; práctica imaginaria muy común hoy en día, que en aras de un furor curandis pretende resolver compasivamente aquí y ahora los problemas de la gente. También podría pensarse como el deseo del ego: cierta sensación de poder, de regodeo por un posicionamiento jerárquico elevado: licenciado, magíster, doctor, AME, AE, etc., etc. Estas preguntas atañen a muchos de los aquí presentes, eso espero, pues muchos somos estudiantes, otros ya se han graduados. Pero, si nos detenemos a pensarlo, ¿cuál es la diferencia entre unos y otros? ¿Es necesariamente un “profesional de la salud mental” más psicoanalista que un estudiante comprometido con un pensamiento crítico? Como estudiante, tenía que hacer una práctica profesional en Insti

“De la Teoría como Madre a la lectura como sinthome” (*)

“Dotados de los mismos títulos de nobleza universitaria¸ es decir, de la misma esencia, los jóvenes y los viejos solamente han alcanzado grados diferentes de realización de la esencia. La carrera no es sino el tiempo que hay que esperar para que la esencia se realice. El ayudante es prometedor; el maestro es promesa realizada, ha pasado ya sus pruebas. Todo ello concurre a producir un universo sin sorpresas y a excluir a los individuos capaces de introducir otros valores, otros intereses, otros criterios en relación con los cuales los antiguos resultarían devaluados, descalificados.” [1] “Vayamos más lejos. El analista es aún menos libre en aquello que domina estratega y táctica: a saber, su política, en la cual haría mejor situarse por su carencia de ser que por su ser.” [2]    Buenos días. Lo que sigue intentará situar algunas coordenadas generales respecto de lo que ha sido nuestro trabajo durante este Año 2012 que declina y se hunde en su ocaso. Este Año nos hemos p

"El amor y el deseo del psicoanalista" (*)

"En el último tramo del recorrido que venimos haciendo, en torno al deseo del psicoanalista, surgió el tema del amor en análisis, del amor de transferencia. El paciente y el analista se eligen mutuamente, hay analista para cada paciente y paciente para cada psicoanalista en esa suerte de encuentro semanal. Esto implica un suplemento a lo planteado por Freud en “ Puntualización sobre el amor de transferencia ” donde la situación que presenta dificultad al analista es que la paciente se enamore de él. Acá estamos planteando un amor por parte del analista también. Hay un amor que tiene como fundamento al saber, y la posición del analista, su ética, implica una docta ignorancia, osea el sabe que no sabe. Y es precisamente este vacío de saber, yoico, (inútil), el que le permite alojar el saber de aquel que consulta, ir en su busqueda y no caer en la quietud homeostática que implicaría un saberlo todo. De hecho en el texto antes citado, Freud plantea “ella (la paciente) tiene que

"Definiendo lo verdadero en el juego. Un más allá de lo exacto." (*)

"Este año quise terminar con este escrito, un desafío que emprendí en lo personal a partir del año pasado, escribir en la práctica, y con la práctica.  Este escrito habla del juego, y está relacionado, con la pasantía, que la facultad tiene como requisito, en el recorrido académico. La materia en cuestión, se llama “El rol del psicólogo en ámbito comunitario”. El espacio en donde realicé mi práctica es en la casa Torquatto Tasso, en este mencionado espacio funcionan varios talleres, en el que participé  es el de los sábados, es un taller de juego, el taller tiene diferentes sectores, y las edades de los niños que participan son muy variadas, el lugar esta ubicado en la Boca. Barrio complejo, por un lado el colorido de la parte turística habla de un maquillaje, una puesta en escena de una realidad que puertas adentro no existe tal cual se ve. La Boca en el fondo es gris, dijo la señora que guió en la recorrida barrial. Es verdad la boca en el fondo es opaca. En este contexto