En
este punto quisiera situar los aportes de la teoría crítica o Escuela de
Frankfurt. Dice Hugo Mansilla:
“Dialecktik der Aufklärung ocupa un puesto clave en el desarrollo de
la «teoría crítica de la sociedad», como se denomina la obra de la Escuela de Frankfurt.
Los escritos de esta tendencia, durante los años treinta y cuarenta, hasta
finales de la guerra, aproximadamente, reflejan una actitud más bien optimista
en relación con las perspectivas de una revolución social, que posibilitaría la
construcción de una sociedad emancipada en relación con la identidad del sujeto
de dicha revolución.”[1]
Sin
embargo, como el autor lo explica, después de la Segunda Guerra Mundial, la
situación cambia radicalmente. Es decir, se produce un pasaje a una concepción
más bien pesimista de la realidad. Aunque tal vez se pueda decir “realista”
respecto del mundo humano y su complejidad. Esto asocia la postura de la
Escuela de Frankfurt con el pensamiento psicoanalítico. Ambas corrientes,
además, tienen su conexión con el pensador Schopenhauer.
¿Qué
sentido puede tener hoy, rescatar
esta tradición crítica? En primer lugar, es importante señalar que la teoría
crítica ahonda el contraste fenomenal entre las capacidades técnico-racionales
de la especie humana, por un lado, y la brutalidad y el salvajismo de la
experiencia del nacionalsocialismo, por el otro. Es por ello que, en
determinado momento de la reflexión intelectual, occidente “se plantea la
pregunta de si a la razón no le incumbe parte de la responsabilidad en este desarrollo
irracional.”[2] Comienza
así una etapa donde la actitud crítica de la razón, otrora dirigida al Mundo,
retorna sobre sí misma. La autocrítica de la razón constituye un pilar esencial
dentro de lo que llamamos pensamiento
crítico. Este último jamás podría serlo verdaderamente, si él no se
sometiera a sí mismo a examen, si no se aceptara barrado, castrado, incompleto.
En
este sentido, prosigue Mansilla:
“La misión que se propone Dialecktik der Aufklärung, es la de
mostrar «que las causas del retroceso que van de la ilustración a la mitología,
no hay que buscarlas tanto en las mitologías nacionalistas, paganas y de
cualquier otro tipo moderno, creadas precisamente con el único fin de crear una
situación retrógrada, sino más bien en la propia ilustración, paralizada por el
miedo a la verdad.”[3]
Es decir que, más allá del rescate
foucaultiano del escrito menor de Kant, la actitud crítica representada por la
Ilustración y su imperativo de pasar a la mayoría de edad, se produce una parálisis
en el hombre ante el horror de su propia potencia cuando su deseo es encontrar
la verdad de la existencia. ¿Tendrá esto, acaso, relación con el planteo del
psicoanálisis respecto de la verdad como verdad
sin verdad, de la verdad como verdad de la castración?
Mediante la investigación crítica el
hombre ilustrado -racional- encuentra una realidad que lo angustia (un real):
lo irracional del goce del nacionalsocialismo, la inutilidad de la pulsión de
muerte que no aspira a ningún bienestar, lo sinrazón de la racionalidad concentracionaria.
De esta manera, los pensadores de la Escuela de Frankfurt llevan adelante una
crítica poderosa de la alienación del hombre moderno y también del positivismo.
¿Qué entender estrictamente por dialéctica
de la Ilustración, que es el nombre de la obra escrita por Adorno y Horkheimer?
En principio, según Hugo Mansilla:
“La dialéctica de la
ilustración se manifiesta en el hecho de que la decadencia espiritual del
hombre se produce en medio del progreso técnico. El incremento de la
productividad económica ofrece por una parte las condiciones materiales para un
mundo más justo, mientras que por otra parte, confiere a la economía y a los
grupos sociales que la manejan, una indiscutible superioridad sobre el resto de
la población. De ello resulta que el individuo aparece completamente impotente
frente a los poderes económicos.”[4]
Es
decir, si tomamos el pensamiento hegeliano, tenemos que la dialéctica se divide
en tres momentos: 1) Tesis = Ilustración (razón) 2) Antítesis = Lo irracional o
la acriticidad de la razón con sus consecuencias[5]
y 3) Síntesis = el pasaje a una razón crítica
que podría dar lugar a una sociedad emancipada. Según lo establecido más
arriba, esto último sólo sería posible si la razón no retrocediera ante el
medio a la verdad que, en rigor, podemos pensar como la angustia del hombre
moderno –ateo, cientificista, etc.- que ha creído domeñar acabadamente lo real.
El
concepto de razón crítica es el que quisiera rescatar de estas reflexiones de
la teoría crítica de la sociedad porque, a mi entender, pueden ser de gran
utilidad para entender y definir lo que denominamos como «pensamiento crítico».
[1]
Mansilla, H. C. F: “Dialéctica de la Ilustración” en Introducción a la teoría crítica de la sociedad. Ed. Seix Barral
S.A, Barcelona, 1970. Pág. 44.
[2] Mansilla,
H. C. F: Op. cit.
[3]
Mansilla, H. C. F: Op. cit. Pág.
50.
[4] Mansilla,
H. C. F: Op. cit. Pág. 50.
[5] Las
consecuencias de esa fe ciega en la razón, podemos leerlas en el libro ya
citado: “Se trata de una «objetivación» del espíritu, que asola las relaciones
humanas. El hombre ha quedado reducido a un punto centralizador de reacciones y
funcionamientos convencionales que se esperan objetivamente de él. En nuestra
época, de la producción en masa y de la cultural normalizada, las formas de
comportamiento aprobadas le son impuestas al individuo como las únicas
naturales, correctas, razonables. Porque, a fin de cuentas, la norma según la
cual se juzga al hombre, es la lograda o fallida asimilación de la objetividad
de su función.” En Mansilla, H. C. F: Op. cit. Pág. 55.
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