Voy a tratar de pensar desde otro ángulo por qué
creo que el pensamiento en tanto crítico podría concebirse como una verdadera ética,
allende las investigaciones foucaultianas a este respecto. Para esto, me
referiré a algunos desarrollos de Erik Porge, extraídos de su libro Transmitir la clínica psicoanalítica. Freud,
Lacan, hoy. Allí, este analista lacaniano sitúa:
“El no-sentido es
suplementario del sentido.”[1]
Es decir, el no-sentido no es complementario
del sentido. Lo cual me lleva a preguntar cuál sería entonces dicho
complemento. Podría arriesgar, dado que el autor no lo establece allí, que lo
que complementa al sentido, desde el punto de vista psicoanalítico, es el
síntoma. Es decir, el síntoma –cuya índole es pulsional- y el sentido se
complementan (podría agregar, a través del fantasma). No obstante, continúa
Porge:
“Este suplemento es falta de
sentido y le falta el sentido. Como tal, está vinculado con un deseo, una falta
en ser cuyo objeto es a…”[2]
O sea que, el suplemento del sentido, no se
refiere al goce sino que es del orden del deseo en tanto metonimia de la falta
en ser. El suplemento hace referencia al paso de sentido que es también un
menos de sentido. Como si dijera que es ese margen de indeterminación que hace
posible la producción de sentido (la metáfora). De este modo
“Si se puede sostener la
afirmación según la cual decir de otra manera lo mismo es decir otra cosa, es
del punto de vista del deseo y no del sentido [ni del goce]. Esa “otra cosa”
representa el lugar del deseo. El deseo es llevado por la manera de decir de
otro modo lo mismo.”[3]
Al “decir de otra manera lo mismo”, el padecimiento sintomático que el fantasma lleva a
repetir (a actuar) pierde su fijeza, porque al ser articulados los
significantes que constituyen a este último, las condiciones de la repetición
del primero son conmovidas. Finalmente, un poco más abajo, Porge agrega:
“El estilo es esa dimensión
suplementaria en el sentido de que tiene que ver con la manera de decir y se hace a la vez el soporte del deseo y causa de
división del sujeto.”[4]
Si el estilo es soporte del deseo y causa de la
división subjetiva, evidentemente, se vincula con el objeto a. Este último, dentro de todas las funciones que Lacan le dio,
representa, entre el sujeto y el Otro, al corte en tanto tal.
Aquí es donde, a mi entender, a través del
estilo vuelve a emerger lo ético, porque en el estilo hay una jugada por la
singularidad (entendida como separación o más allá del Universo instituido). En
el estilo hay, pues, como en la Ética y en el pensamiento crítico, una apuesta
por aquello que resta al Uno unificante del sentido, de la Moral y del pensamiento
calculador.
[1] Porge, E.; “El estilo,
suplemento del deseo” en Transmitir la
clínica psicoanalítica. Freud, Lacan, hoy. Buenos Aires, Nueva Visión,
2007. Pág. 59.
[2] Porge, E.; Op. cit.
[3]
Porge, E.; Op. cit.
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