Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2014

¿Una ética en Nietzsche? (Parte I)

Introducción ¿Habrá una ética que pueda desprenderse del pensamiento de un autor tan múltiple, contradictorio y polifacético como Friedrich W. Nietzsche? Tal vez no sino a condición de atreverse a construirla. Esa es una apuesta. Una apuesta de lectura . Suponer una ética ya-ahí, quizá implique postular la idea de un Nietzsche en sí , otorgándole una esencia definida, un principio y un fin sabidos, una independencia del Otro la cual estimamos impensable, ya que ningún autor, pensador, escritor, en definitiva, ningún ser hablante puede sostenerse sin un Otro – un oyente, un lector - desde donde producir un mensaje. Ese Otro del reconocimiento simbólico cuya sanción retroactivamente nominará mi palabra como tal. Ese Otro lejano, desconocido, inconsciente, ese Otro verdadero en donde apoyamos nuestra fe. Sin ese Otro, no valdría la pena hablar. Y quizá tampoco vivir . Pues, ¿no sería prácticamente imposible?  Pero nosotros, ¿estamos acaso dispuestos a sentarnos en el lugar del

"La poesía es una arma cargada de futuro" (G. Celaya)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Maldigo la p