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Mostrando entradas de 2014

Tempo - Acompañamientos terapéuticos

¿Qué es el acompañamiento terapéutico? El acompañamiento terapéutico (AT) es un recurso, una herramienta destinada a mejorar el bienestar y la calidad de vida de un sujeto y del grupo familiar que lo rodea. El AT está destinado a aquellas personas que están afectadas por una particularidad, una diferencia que amerita la implementación de dicho instrumento en miras de contribuir a la intervención terapéutica que han solicitado los familiares de dicho individuo a otros profesionales (psicólogo, fonoaudiólogo, terapista ocupacional, psicopedagogo, etc.). Es decir, el AT se enmarca en un trabajo en equipo y es llevado adelante por personas que cuentan con formación en Salud, las cuales además están permanentemente supervisando e intercambiando su experiencia cotidiana con dichos profesionales y colegas. Los objetivos del AT se orientan a conseguir una mayor autonomía y crecimiento subjetivo en el individuo al cual se dirige, pero también, indefectiblemente, apunta a un crecimient

“La subjetividad epocal: ¿una clínica de lo real pulsional?” (*)

Eje: Los usos del diagnóstico Sub-eje: Diagnósticos de la subjetividad contemporánea Resumen No son pocas las veces en que nos confrontamos con presentaciones clínicas donde la dimensión misma de la demanda (en el sentido de un síntoma que, al poner en juego un mecanismo psíquico , se volvería interpretable) aparece problematizada. Hablaríamos con Freud de eso que él llamaba “neurosis actuales” o, junto a Fernando Ulloa, de las consecuencias de una Cultura de la mortificación (el malestar hecho cultura) y del Síndrome de padecimiento que le es correlativo (pérdida de coraje, de lucidez, de contentamiento del cuerpo). Cuerpos cansinos, des-erotizados, tóxicamente angustiados, pensamiento empobrecido, carencia de palabra pero, también, impulsiones y caracteropatías en donde la vertiente subjetiva aparece mermada, quedando en primer plano una captura pasiva y alienada al significante (al goce de lalengua , podríamos decir), y que, vale aclarar, no necesariamente es la

"Palabras"

No puede haber otra causa Se han vuelto apócrifas Tienen nombres falsos De cotillón o fiesta macabra   Se les ha subido la salinidad Saturan a grados insólitos Fríen Ulceran   No puede haber otra causa Porque las digo y todas se vuelven hormigas O conejos muertos O llaves rotas O mugre   Debe ser eso Que se traducen En el camino trunco entre la lengua Y tu espejismo Que se les rompen las alas Que con su hilito de voz dicen mal   Será que no pueden ser dichas Porque otra lengua invisible Las tara Las perpetra contra una pared Y de ahí se derriten Se secan   Casi les veo los soniditos Haciendo un hueco líquido En un ángulo cualquiera de la casa   Sí Será eso Que son blasfemas Que hay un cielo caníbal Que entran en un abrazo enfermo Y se engripan Tiemblan Dan fiebre Envilecen la voz   Será que esta lengua nos calumnia Que no significa   Y te veo los ojos de puñal que me miran los ojos de

"El Destino y el fantasma"

por Juan Eugenio Rodríguez* jeuroz@gmail.com Cuando Oscar Masotta en “Sexo y traición en Roberto Arlt” nos presenta los personajes arltianos, dirá de ellos que tienden hacia la certidumbre de la derrota para rechazar de plano la incertidumbre de la posibilidad de la victoria, y que esos derrotados desde el nacimiento son en verdad los forjadores de la propia derrota. Se quejan de su humillación para no olvidar ni por un instante su condición de humillados. Este carácter de naturaleza terminada que impregna a un personaje se difunde a los otros personajes y el cuadro total de la obra es una colección de personajes estáticos, de seres condenados a ser lo que son, a ser de una sola pieza.   Para poder producir algún cambio se presenta como necesario, no ser indivisible e inmutable, no ser lo inmóvil. Estos humillados que nos presenta Arlt son naturalezas muertas que se encuentran interiormente vacías. Van de la humillación al silencio y del silencio a la humillación. C

“Ey, paisano”

1 Durante las noches, la capital me invita a recorrerla en soledad. Muchos elementos la particularizan, más allá de los componentes generales que hacen de ella una ciudad más. Caminando por Pedro Goyena, los árboles inmensos bordean el asfalto marino de la curvada avenida como gigantes oscuros que amurallan un río sagrado. El ciudadano vecino patea apurado los metros eternos hasta llegar al edificio de su morada, como temeroso y perseguido por vaya a saberse qué peligros. En la esquina, un grupo de cartoneros discuten sobre fútbol al ritmo de una turbia cerveza, detalle que no parece importarles. El patrullero de la federal traza un ángulo imposible en el marco de una maniobra apresurada que descontinúa la dirección del vehículo, dejándolo de frente al Este, hacia donde se dirige a toda prisa. La sirena del porteño navío decora la escena armónicamente otorgándole mayores aires marítimos y es ahí donde imagino el llamado de Parténope.       La cantidad de perros nocturnos q

"¿Una ética en Nietzsche? (Parte II)"

“Soy un viajero, un escalador de montañas – dijo a su corazón. No me gustan las llanuras, y no puedo estarme quieto mucho tiempo. Y cualquiera que sea mi destino y los aconteceres que me esperan, siempre habrá en ellos un viajar, un escalar montañas; pues, en resumidas cuentas, no vivimos sino de nosotros mismos.” (“El viajero”, Así habló Zaratustra)   Límites del desprendimiento ético nietzscheano Si proseguimos con el artículo que comencé a comentar en la entrega anterior, allí la autora introduce una puntuación crítica según la cual los alcances de una ética nietzscheana se verían acotados, principalmente, por cierta transformación en el pensamiento del filósofo. Es decir, se complejiza la posibilidad de concebir una ética desde la filosofía de Nietzsche dado tanto el predominio que adquiere el querer fundamental en su pensamiento así como cierta tendencia a la “absolutización del individuo” (el superhombre ). A la altura del Zaratustra , el Sí-mismo [ Selbst ] en tanto q