"Cuando abráis el recinto, mirad por todos lados.
Puede haberse formado
algún objeto raro, como en la madreperla
cristaliza, redonda, la lágrima serena.
Digo un objeto raro, mas no maravilloso.
Puede ser un tornillo, puede ser una espina.
Algo que estáis seguro de no haber olvidado.
Por eso recomiendo limpieza en el recinto.
Los objetos pensados ahuyentan el milagro.
Solamente una copa de cristal recomiendo.
Ya lo dije, y repito,
pues las copas no son del todo de este mundo.
Cerrad bien el recinto.
Y esperad, y esperad. La impaciencia es peligro.
En un solo minuto podeis anular siglos."
Gabriel Celaya, poeta español (1911- 1991)
(*) Fragmento. En Los espejos transparentes. Ed. Losada, Buenos Aires, 1977.
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