“Metáfora y padre comparten una misma fuerza de engendramiento. Es por ello que si la metáfora es ciertamente una operación que estructura el inconsciente como un lenguaje, el ejemplo de “Booz” nos hace concluir que lo estructura como un inconsciente poético. Es porque el inconsciente está estructurado como un inconsciente poético que es accesible a la interpretación y que el síntoma se define como el campo de lo interpretable.”
(PORGE, 2005, p. 78).
El espacio del SEMINARIO de “Poesía y psicoanálisis” que corresponde a la parte de extensión de la Universidad de La Matanza también responde a la vertiente de extensión del Psicoanálisis como praxis. Llegamos allí una cierta cantidad de desconocidos a los que nos convoca la propuesta en un primer movimiento de corrimiento respecto de los ´centros´ clásicos (o legitimados) de formación para analistas. Ya hay una toma de posición en el simple hecho de elegir asistir a algo diferente. La temática del corriente 2017 es El rechazo de lo femenino. Lo que sigue es un intento de capitonear, de puntuar lo que va siendo, vez a vez, a medida que transcurre esta cursada.
La metáfora del sujeto
Dice Lacan, en el texto que evocamos con el título de nuestro primer punto: “La metáfora es, radicalmente, el efecto de la sustitución de un significante por otro dentro de una cadena…”. Efecto de plus de significación que es también de producción subjetiva en el doble sentido de sujeto-producido así como de creación hecha por el sujeto. En esa anfibología insiste el psicoanálisis, impidiendo cualquier reapropiación narcisista de las ganancias simbólicas que le posibilita la palabra. El “del” debe ser entendido siguiendo ambos genitivos. En esta dirección, un poco más abajo, el maestro francés agrega: “Vale decir que la realidad más seria, y aun, para el hombre, la única seria, si se considera su papel en el sostenimiento de la metonimia de su deseo, sólo puede ser retenida en la metáfora.” Es decir, si bien no hay metáfora sin metonimia – como solemos decir -, tampoco hay deseo sostenido sin almohadillado. ¿Será por esto que J. Lacan afirma que “el deseo es su interpretación”? Es un modo de pensarlo.
Pensamiento crítico
Pensar críticamente conlleva ir, en mis propios términos, desde la stultitia que Foucault rescata de Séneca hacia el desasimiento del que uno puede encontrar rasgos, cuando menos, en las obras de Nietzsche, Freud y J. Lacan. Cada uno a su manera, introduce esta noción de caída, de ocaso, de desprendimiento o separación como algo a fomentar, a causar, a promover, a facilitar o favorecer. Y la propuesta que coordinan Juan y Eleonora va claramente en ese sentido. No se trata de un ámbito atravesado por la lógica del discurso universitario, donde el que “sabe” es UNO y los demás acatan, repiten, memorizan... estudian. No. Hace a la extensión del psicoanálisis y a la circulación del decir poético, porque ambos son poetas y psicoanalistas – y eso se nota en el estilo de transmisión. El estilo, que atañe al objeto a, es suplemento del deseo [PORGE, op. cit.]. O sea: no su ´complemento´, mitad perdida que en tanto neuróticos persistimos en encontrar.
Discurso matemático
Como se ve, el discurso psicoanalítico pondera la dimensión retórica del lenguaje. Su función poética y no referencial. El Yo [Je] analítico nace, así, del lugar de una escucha – gran Otro – siendo este un sitio disímil al de los meros enunciados. Porque el yo (moi) ostenta el dominio de los dichos, pero – Spaltung freudiana mediante – el sujeto, es esclavo del decir (que ya involucra el piso superior del grafo, esto es, un Otro barrado). Escuchar en psicoanálisis es estar abierto al poder de agujero que implica este inconsciente estructurado como un lenguaje poético. Vacío que remite a un ex-sistencia a la que llamamos enunciación. Si los efectos retóricos se extienden a toda significación eso no necesariamente implica que siempre sean metafóricos, por un lado (piénsese en las psicosis), y, por otro, que no se detengan en el decir de las matemáticas, allí donde Jacques Lacan vio un límite a la significación indefinida, por no significar nada. Ningún azar existe, allende la determinación del lenguaje, ya sea como tyche o automatón; como contingencia o necesidad.
Repudiar la castración
Una analizante de veintiséis años, en análisis conmigo hace más de uno, me cuenta su sensación al regresar del Encuentro Regional de Mujeres. Se dio que oyó a una “trans no-binaria” dando cátedra respecto del ser sexual. Ella (o él), estaba muy segur@ de quien era, puesto que había de-construido su “identidad impuesta” para rearmar ´libremente´ su verdadero ser. Si esto no es lo más anti-foucaultiano que hay, que nos digan qué. Por el contrario, esta joven paciente de orientación homosexual, observaba en sí misma la dimensión de la pregunta, la falta de saber, cierta dimensión de incertidumbre respecto de su posición sexuada más que una certidumbre absoluta, cerrada, incuestionable. La época, por diversos frentes, rechaza el interrogante, el carácter electivo inconsciente, las fórmulas de la sexuación. Clausura con significados patriarcales o anti-patriarcales, machistas o feministas, etc., desconociendo nuestro campo de acción que no es ideológico o sociocultural, sino clínico y de estructura. Pero no hay clínica sin lo político.
La Política/ Lo político
Para finalizar, la importancia de no confundir ambos términos. Ser psicoanalista (entre comillas SER) lleva la implicancia de la abstinencia más no la de neutralidad entendida como objetividad científica. Hay un deseo de psicoanalizar, una búsqueda de la verdad y un no-retroceder ante lo real que suponen el goce, la angustia y la castración. Lo político es lo femenino en tanto No/todo.
Buenos Aires, Septiembre de 2017
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